Diálogos Transición Ecológica y Modelo De Ciudad

En un mundo cada vez más urbano la forma en la que planificamos y gestionamos las ciudades es fundamental para lograr el desarrollo sostenible y combatir el cambio climático.

Según el informe “Ciudades y Pandemias”, de ONU-Habitat, el desarrollo urbano insostenible, la pérdida de biodiversidad, la falta de atención al cambio climático y la ruptura de las fronteras territoriales entre hombres y animales, fue la que dio lugar al surgimiento de la pandemia. La nueva normalidad de la que hablamos debe ofrecer, por tanto, una respuesta a estas trayectorias negativas y atender a varias áreas de forma simultánea. Por un lado, con cambios en la sociedad para adoptar prácticas y valores más empáticos y para defender una visión de interés social o colectivo y, por otro, con cambios fundamentales en la forma y la función de la ciudad, en la que la construcción de una nueva narrativa de proximidad, compacidad y acceso a los servicios básicos y el diseño de mapas de barrios integrados y sostenibles sean la respuesta. Se trata de lograr áreas urbanas más autosuficientes, con menos necesidades de traslados, más compactas y caminables, con un transporte público adecuado y en la que se eviten hacinamientos. Curiosamente, y aunque pudiera parecer lo contrario, del Informe se deduce que las áreas urbanas con altas densidades tienen la capacidad de generar, por sus economías de escala y de aglomeración, más capacidad de respuesta a las pandemias, lo que debe animarnos a conseguir que sean más sustentables.

Las ciudades representan casi el 80% de las emisiones de efecto invernadero que se deben principalmente a la movilidad y al suministro de energía destinada a la actividad humana. Estas emisiones provocan un impacto muy importante, llegando a aumentar y a cambiar los patrones de comportamiento de los fenómenos meteorológicos, y afectando principalmente a las zonas más deterioradas y a las personas más pobres de las áreas urbanas.

La emergencia sanitaria de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de acelerar la transición ecológica, y dentro de ella las áreas urbanas juegan un papel imprescindible para la reconstrucción. Así lo entienden los Objetivos Estratégicos 1, 2 y 3 de la Agenda Urbana española, que apuestan por ordenar el suelo de manera compatible con su entorno territorial, por definir un modelo urbano que fomente la compacidad, el equilibrio urbano y la dotación de servicios básicos y la revención y reducción de los impactos del cambio climático, mejorando la resiliencia. 

La Cumbre Global que se celebró en Madrid en diciembre de 2019 (COP25) permitió mostrar al mundo los compromisos que cada país asumía en la lucha contra el cambio climático, sirviendo su Acuerdo final para demandar objetivos más ambiciosos de reducción de las emisiones, para reconocer la acción climática de los actores no gubernamentales mediante la implementación de medidas compatibles con el clima y para enfatizar el papel de las ciudades en una transición energética renovable.

En España el gobierno ha adoptado medidas muy importantes para la implementación de las políticas energéticas y de cambio climático que incluyen aspectos relacionados tanto con la eficiencia energética, como con las energías renovables, el diseño del mercado eléctrico, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, etc. Comenzando con la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, que busca facilitar la descarbonización de la economía y su transición a un modelo circular que garantice el uso racional de los recursos, así como la adaptación al cambio climático y la implantación de un modelo de desarrollo sostenible que genere empleo decente y contribuya a la reducción de las desigualdades. España se plantea conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible e implementar la Agenda 2030 mediante:

  • Un 23% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero respecto al año 1990
  • Un 42% de renovables sobre el uso final de la energía;
  • Un 39,5% de mejora de la eficiencia energética y
  • Un 74% de energía renovable en la generación eléctrica.

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) proporciona el marco director de este programa de inversiones y reformas para una transición medioambiental justa que desarrolle las capacidades estratégicas de la economía verde.

Las ciudades y todas las áreas urbanas tienen un papel clave, como muestran los múltiples ejemplos que empiezan a incorporar desarrollos compatibles con el clima con respuestas rápidas a sus muchos desafíos. Garantizar una cooperación local, nacional y global, guiada por el ejemplo y el intercambio de conocimientos, resulta imprescindible para ampliar la acción sobre el cambio climático en las zonas urbanas.

METODOLOGÍA

El diálogo debatirá sobre la dimensión urbana en la acción climática, presentando políticas, estrategias y herramientas relevantes, además de brindar espacio para discutir sobre la mejor manera de ampliar la acción climática urbana y poder conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible e implementar la Agenda Urbana española.

PREGUNTAS GUÍA

El moderador/a se centrará en las preguntas específicas que se detallan a continuación:

  • ¿Cómo influyen o pueden influir los modelos y la morfología urbana en los objetivos de adaptación y mitigación al cambio climático?
  • ¿Dónde está la clave para la transición ecológica?
  • ¿Cuáles son las mejores estrategias para reducir o compensar la huella de carbono en los entornos urbanos?
  • ¿Qué derivados económicos pueden generar estas estrategias y qué incentivos funcionan mejor para que las administraciones promuevan esta reducción o compensación?
  • ¿Qué mecanismos serán necesarios para alcanzar una transición rápida y justa hacia un sistema descarbonizado?
  • ¿Qué sectores van a necesitar más energía, o dónde se va a consumir la energía?